Evidencia directa de la necrofagia caníbal como forma de reciclaje de nitrógeno en hormigas

El estudio prueba de forma directa que algunas hormigas, en este caso Formica polyctena, pueden consumir los cadáveres de sus propias compañeras para recuperar nitrógeno cuando la comida escasea. La pregunta central era si la “necrofagia caníbal”, antes sostenida solo por indicios indirectos como pérdida de peso en los cuerpos o agujeros mordidos, ocurre realmente en hormigas y no solo en termitas. Para resolverlo, los autores ofrecieron cadáveres marcados con un tinte fluorescente y luego revisaron si el marcador aparecía dentro de las obreras vivas.

Las obreras que consumieron alimento marcado mostraron señales fuertes en el buche, lo que confirmó que el método detectaba ingesta de forma fiable. En los fragmentos de colonia donde sobrevivieron muchos individuos, todas las obreras muertas ofrecidas fueron dañadas: cuerpos desmantelados o con agujeros claros en el gáster. En esas mismas colonias, varias obreras vivas presentaron fluorescencia en el aparato digestivo, lo que demuestra que habían ingerido tejido de sus compañeras.

En los fragmentos donde sobrevivieron muy pocas obreras, los cadáveres quedaron intactos y no hubo rastro de necrofagia, lo que indica que este comportamiento depende del estado de la colonia y de la disponibilidad real de alimento. Los controles, que recibieron cadáveres sin marcar, nunca mostraron señal fluorescente, eliminando la posibilidad de contaminación o interpretación errónea.

Los resultados confirman que Formica polyctena puede recurrir a los cuerpos de sus propias obreras como fuente de nitrógeno. Este recurso, disponible de manera constante, parece ser utilizado sobre todo cuando hay escasez de proteínas. Al permitir que el nitrógeno de individuos muertos vuelva a circular dentro de la colonia, la necrofagia puede contribuir a la resistencia ecológica y al éxito evolutivo del grupo.