Mirmecología para aficionados
Arquitectura de la entrada del nido y regulación de la actividad de forrajeo en las hormigas cosechadoras del desierto
El estudio analiza cómo la estructura de la entrada del nido de la hormiga cosechadora del desierto, Pogonomyrmex barbatus regula su actividad de forrajeo. Esta especie debe equilibrar un costo ecológico clave: pierde agua por evaporación cuando sale a buscar semillas, pero obtiene agua metabolizando la grasa de esas mismas semillas. La entrada del nido funciona como un punto de control donde las hormigas forrajeras deciden si realizar otro viaje según cuántas compañeras regresan con alimento. La arquitectura observada —un conjunto de cámaras conectadas en forma de árbol simple, con una cámara principal de entrada— concentra los encuentros entre hormigas y permite ajustar rápidamente la salida de forrajeras según las condiciones externas.
Las excavaciones muestran que el nido tiene una cámara de entrada relativamente grande conectada a cámaras adyacentes que no están interconectadas entre sí, formando una estructura tipo “árbol de mínima conexión”. De esta cámara parten túneles estrechos que descienden hacia las cámaras profundas donde se almacenan semillas y se cuida la cría. A lo largo del día, distintos grupos de trabajadoras (patrulleras, forrajeras, obreras de mantenimiento y obreras internas que clasifican semillas) ascienden o descienden por estos túneles. Las patinadoras (P. barbatus) salen primero y su regreso seguro desencadena la salida masiva de forrajeras. Estas entran y salen muchas veces, dejan el alimento en la cámara de entrada y vuelven a partir según la tasa de encuentros con otras que regresan cargadas.
A medida que la colonia crece, aumenta el número de entradas superficiales, pero todas convergen en la misma cámara de entrada. Más túneles estrechos favorecen encuentros frontales entre hormigas y permiten una regulación más precisa del flujo de salida y retorno. Esta organización está adaptada a un ambiente árido: prioriza la rapidez con la que la colonia ajusta el forrajeo para evitar pérdidas excesivas de agua, aun si esto hace más lenta la distribución del alimento hacia las cámaras profundas donde se almacenan las semillas.
La intensificación de la sequía afecta esta arquitectura. En años recientes, el suelo arcilloso se ha secado y agrietado, provocando derrumbes en la entrada del nido y exposición de cámaras cercanas a la superficie. Esto altera los encuentros en la cámara de entrada y reduce la capacidad de la colonia para regular el forrajeo, poniendo en riesgo su manejo del agua. Aunque algunas colonias pueden reutilizar cámaras expuestas como nuevas entradas, otras sufren daños severos. Estas diferencias en la capacidad de mantener la estructura del nido bajo condiciones extremas podrían influir en la supervivencia de P. barbatus conforme avanza el cambio climático.
📗 Estudio realizado por Deborah M. Gordon
📅 Publicado: 6 de septiembre de 2025
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